El Galgo
«El galgo es un perro muy singular debido a su apariencia. Su refinada silueta, su porte orgulloso y seguro, y su extraña belleza lo convierten en una de las razas más fácilmente reconocibles. Afilado en todas sus proporciones, ha sido conformado para la velocidad y la resistencia. Esta veloz raza está en nuestro país desde hace siglos, y se puede afirmar que ver correr a un galgo es un auténtico espectáculo para los ojos”. (Antonio Romero, El Gran libro de los galgos, 2010)
El paso de la caza con galgos como sustento para una familia a deporte de competición.
La caza con galgos ha sido en la península ibérica una tradición extendida, pero no olvidemos que, en muchas épocas de escasez, el galgo suponía en una casa asegurarse un par de liebres para poder alimentar una familia, hablamos por ejemplo de años de posguerra, si nos referimos a la era moderna; pero ya en el Quijote reflejaba Cervantes las andanzas de su galgo por la meseta manchega.
La práctica en estos años de la caza con galgos era muy diferente a lo que representa este deporte hoy día, por aquel entonces la valía de una collera de galgos se cuantificaba por el número de piezas que era capaz de matar, pues era su fin y había un trasfondo de necesidad a parte de la afición. En la actualidad esta modalidad esta institucionalizada y adaptada a la competición, la meta para los perros sigue siendo perseguir a su veloz presa, pero para los amantes de estos perros ya no es tan importante la muerte de la “rabona” sino el duelo en carrera entre los canes, los lances y la codicia y entrega que demuestren ambos en carrera.
El compromiso de los galgueros con la cría, cuidados y mantenimiento físico de estos atletas
Lejos de las infames imágenes que suelen hacer circular y difundir grupos radicales del mal denominado movimiento “animalista”, hay una verdad que se vive día a día en las cuadras de los buenos galgueros de este país, seguramente hablemos de la raza mejor cuidada y mimada de España ya no sólo como animal de caza sino como animal doméstico.
Todos los pasos que se dan en este colectivo están fundamentados y cuidados hasta el último detalle, desde la cría, en la cual se seleccionan las mejores madres y padres en cada cruce, el cuidado de los cachorros en toda su etapa de crecimiento fomentando salir al campo lo máximo posible para un desarrollo adecuado y con los mejores alimentos altos en contenido proteínico, ya sean piensos, carnes, pastas u otro tipo de nutrientes aptos para el perro. Los controles veterinarios son más frecuentes que en cualquier otra raza, pues hablamos de un atleta que tiene que tener su aparato motor a punto y en las mejores condiciones de salud.
Su entrenamiento es casi diario, dando paseos de varios kilómetros que es lo que necesita este perro, pues su vitalidad y complexión exige un desgaste al día importante, por no hablar del plano psicológico y de instinto. Todavía hay gente que manifiesta que un galgo o cualquier otro perro esta mejor en un piso que saliendo al campo a diario. En efecto cada propietario tiene unas posibilidades, pero no es de admitir que intenten enseñar al colectivo que cuida esta raza, estudia y la mejora, a como mal criar un perro haciendo creer a la sociedad que en un espacio reducido y saliendo dos veces al día 10 minutos está mucho mejor que saliendo al campo con más perros, y más si cabe cuando hablamos de este portento del físico y con un instinto tan desarrollado.
Para el control de la reproducción y el registro de estos animales, existe un protocolo veterinario que no lo tienen ninguna otra raza en nuestro país.
El robo de galgos
Este es uno de los problemas más grandes que sufre este colectivo desde hace muchos años, las mafias de carreras ilegales hacen que cada año se sustraigan animales en las instalaciones privadas de propietarios; casas, naves, en muchos casos hasta con violencia al propietario y destruyendo todo lo que pillan a su paso. El robo de un galgo no es tan importante por su valor económico sino por la desolación que provoca en todo aquel que ama este deporte, la crianza de un galgo, entrenamiento y posterior manejo en el campo es de las cosas más apasionantes que se pueden sentir y que en un momento se esfuma la ilusión y el sacrificio con la que se ha criado un ejemplar de galgo. El vínculo que se crea entre galgo y galguero es muy fuerte y nadie tiene derecho a arrebatar eso.
Desde ANATUR es una de nuestras tareas primordiales, exigir al gobierno que el robo de galgos sea un delito y con penas ejemplares para estas mafias cuando son cogidas. Pues la gran mayoría de los galgos que vemos abandonados son perros robados por estas mafias que después abandonan sin escrúpulos cuando no les sirven, siendo atropellados en carreteras o malviviendo a su suerte y para colmo recae la mala fama difundida por parte de algunos colectivos animalistas de que los que abandonan los galgos son los propios galgueros.
El mundo debe saber la realidad y no dejar influenciarse por estos colectivos que sí son culpables de acciones delictivas, como sucede con algunas protectoras que se han negado a devolver perros abandonados por las mafias que habían sido robados previamente, una vez encontrados sus propietarios legítimos han llegado a pedirles cantidades económicas por devolverlos y en otros casos incluso a negarse.
Desde ANATUR queremos defender la rotundidad que debe tener la ley en estos casos, pero ser el látigo más hostil para todo aquel que maltrate, abandone o merme las facultades y buen cuidado a un perro o cualquier otro animal. Tendemos la mano a las protectoras que realmente hacen un gran trabajo en muchísimos casos a que colaboren con las federaciones de galgos, juntos de la mano, y no se vean entre sí como enemigos sino como los más fieles colaboradores para acabar con los robos y con el abandono en todo el panorama nacional.
Andrés Martín