Peleas de Carneros

Las peleas de moruecos (habitualmente denominadas peleas de carneros o por su versión en Euskera ahari-jokoAhari-talka en Navarra o Ahari-topeka en Vizcaya) es una tradición rural fuertemente arraigada en el País Vasco y Navarra, aunque tras continuas denuncias por parte sectores animalistas y normativas cada vez más restrictivas hacen que se encuentre en retroceso.

Originalmente, este tipo de eventos eran mera competición y llenaban las plazas de toros localidades como San Sebastián, Eibar, Tolosa y en especial la de Azpeitia, que se convirtieron en los lugares de moda para los aficionados a estos festejos rurales.

Ya hace 150 años, en su el texto «Guipuzkoako Condaira«, Ignacio de Iztueta los menciona por vez primera y en 1895 Labayru y Goicoechea, en su «Historia General del Señorío de Vizcaya«, afirmaba que:

«Una de las diversiones y apuestas a que se dedican los labradores y ganaderos vascos es la lucha de carneros, espectáculo que a veces se exhibe en las plazas públicas«.

Tal era la afición a principios del siglo pasado, que hay documentación asegurando la presencia de 3000 personas en la plaza de toros de Tolosa el 20 de febrero de 1912 para contemplar el combate entre dos famosos carneros de Astigarreta y Alzo. El arraigo de esta tradición era tal, que llegó a traspasar las fronteras de la mera competición y llegar a las artes, siendo famoso el poema de Nicolás Ormaetxea retratatando una pelea de carneros en una tarde festiva en su poema Euskaldunak.

Sin embargo, existe poca documentación sobre las peleas de carneros en el siglo pasado, ya que estuvieron prohibidas a tenor de lo dispuesto en el artículo 8.° del Reglamento de Policía de Espectáculos Públicos, del 3 de mayo de 1935, que dice textualmente: «Quedan prohibidos los espectáculos o diversiones públicas que puedan turbar el orden o sean contrarias a la moral o a las buenas costumbres; asimismo, las peleas entre animales y el uso de animales vivos en cucañas o como tiro al blanco u otros similares , manteniéndolos sujetos y, en general, los que impliquen maltrato o crueldad para los animales».

14619485316870Este hecho motivó que se solieran celebrar los combates de manera clandestina. Incluso hoy día, al estar limitadas en su mayoría a las localidades del Valle de Urola (principalmente Azpeitia) apenas existen crónicas que narren los combates que se producen. Nada que ver con el esplendor de antaño, cuando se celebraban los Domingos encuentros en las zonas altas de Navarra, en Huici, Leiza, Saldise, Ezcurra y en muchos pueblos del entorno de Baztán. También en Vizcaya (Elorrio, Durango, Marquina, Bérriz…) o en Gipúzcoa (Eibar, Azcoitia, Arrona, en la nueva plaza de toros del Chofre de San Sebastián, en Tolosa, y en la ya mencionada Azpeitia).

La normativa de las peleas de carneros se encuentra detallada por una publicación titulada «Normativa para las apuestas de carneros de Azpeitia» y editada por la Federación de Deportes y Juegos Vascos. Originalmente, los Domingos por la tarde se celebraban cuatro o cinco apuestas (combates). Si alguna vez llegan a reunirse seis o siete, a la tarde tan sólo se jugarían cuatro, celebrándose los restantes a las 12:00 del mediodía, o se posponiéndose al domingo siguiente.

La apuesta se juega a 8 acometidas. La normativa establece que los cuatro primeros lanzamientos se tienen que realizar en corto; y los siguientes cuatro, desde el punto que el tercer juez establezca, en largo. Si alguno de los carneros, temeroso de entrar en el juego, huyese (lo cual es habitual), su propietario tendría derecho a realizar otro intento o más, si bien es muy difícil preparar para la lucha al animal que ha empezado a fugarse. Gana la apuesta el carnero que ponga en fuga al rival en 2 ocasiones (2 kintzes). Esta Normativa para las apuestas de carneros establece igualmente otras estrictas normas. Entre otras, que el carnero perdedor no podrá participar en ningún otro juego en la plaza durante los siguientes tres meses.

Como promedio, se rinden en las apuestas en torno a los 30/70 golpes como máximo. Y no suele haber necesidad de los 8 lanzamientos, porque las cosas ya se suelen decidir en los primeros dos o tres. Sin embargo, las crónicas hablan de peleas legendarias como Chato de Mendiola (de Oyárzun) que ganó una apuesta con 156 golpes, o un carnero de Amunategi (de Aya), el cual propició 225 topetazos al de Armendia, o el carnero de Jose Aranaga Auntza (de Urrestilla), que una vez llegó a los 288 golpes. Antaño, este deporte se realizaba entre pastores que traían sus mejores carneros de combate desde los montes de Urbasa y Andía, quienes a pesar de ser más pequeños que los de Urbía o Aralar, eran luchadores más valientes, y más duros de cabeza y de cuernos. Eran ejemplares muy apreciados, con testimonios de venta de carneros por encima de 350.000 de las antiguas pesetas.

La preparación de los carneros

No hay carneros especializados para la lidia, como sucede con el toro. Ni se ha seguido tampoco, por los pastores, un método zootécnico para el aumento de la bravura. El carnero no ha sido nunca sometido ni a selección ni a tienta. A semejanza de lo que acontece con el toro de lidia se consideran de poco valor los machos en rebaños de ovejas lecheras que pastan en los valles, ya que el ejemplar bravo y duro es el criado en terreno agreste y pedregoso, a quien la configuración del terreno le obliga a un constante ejercicio. Un buen carnero de combate debe ser ancho de pecho y fuertes patas, con la musculatura desarrollada, lo que le permitirá empujar con fuerza en el momento del golpe. Los cuernos serán recogidos para dar mayor consistencia al frontal. En cuanto a la edad, cumplidos dos años es lo ideal para iniciar la preparación y alcanzan su plenitud a los 5 años. Para entonces han demostrado su plenitud corporal y sexual cubriendo las ovejas; pero no más viejos, para evitar que los muchos topetazos o el enfrentamiento con machos de edad los hayan querenciado al ser derrotados. El carnero apto para la lucha es el que se muestra querencioso con las ovejas, el que en la época de celo muestra de manera más clara el instinto de la especie. El que no rehuye la lucha aún con ejemplares más viejos o fuertes.

Estos animales son cuidados y entrenados como auténticos púgiles. Para una buena preparación, sus cuidadores les hacen recorrer varios kilómetros al trote o paso ligero varias veces por semana y se les suele mantener en un establo o cobertizo de suelo duro, para evitar daños en las extremidades. De igual manera, es habitual hacerle combatir contra algún sparring de menor porte y al que pueda dominar, para que adquiera confianza al dar golpes y pelear, sin que se lastime la cabeza y los cuernos.

En lo que respecta a la alimentación, cada propietario suele tener sus costumbres que no se suelen desvelar. Sin embargo, se sabe que algún famoso aficionado a las peleas de carneros como José Aragana Auntza, proporcionaba 900 gramos de alubias negras al carnero, tres veces al día, y medio litro de vino tinto, un par de brazadas de hierba recién traída, y yema de huevo con un poco de azúcar todos los días. Jamás agua, porque el líquido que el carnero necesitaba ya se encontraba en las hierbas y en el vino. Hoy en día, las cosas han cambiado algo, ya que se les proporciona agua y no vino, pero también los alimentan cada día alubias negras, además de salvado, zanahorias, tomates y manzanas crudas.

Dónde y cuándo verlo

Las apuestas de carneros se venían celebrando en la plaza de toros de Azpeitia desde principios de Octubre hasta mediados de Julio. Sin embargo, tras las denuncias de grupos animalistas y el partido EQUO en Febrero de 2016 ha hecho que muchos ayuntamientos se hayan doblegado a la presión y ya no cedan a espacios públicos para la celebración de los combates. A pesar de todo, la tradición perdura y domingo tras domingo se reúnen en Azpeitia centenares de aficionados a las apuestas y amantes de carneros.

Desde ANATUR – Acción Natural Ibérica apoyamos esta tradición tan perseguida por grupos políticos que desprecian la cultura y arraigo que esta práctica tiene en País Vasco y Navarra.

 

REFERENCIAS

  • Las apuestas de carneros: una curiosidad de los deportes populares. Euskonews & Media, nº 45. 8-17. 1999.
  • Juegos y Deportes Vascos. Enciclopedia General Ilustrada del País Vasco. 248-257. 1971.
  • Pelea de Carneros. Auñamendi Eusko Entziklopedia